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Isabel Flores de Oliva nació en Lima, Perú el 30 de abril de 1586, hija de Gaspar Flores y de María de Oliva. Todos la llamaban Rosa porque según la tradición cuando era apenas un bebé su rostro se transformó en una rosa; más adelante ella quiso llamarse Rosa de Santa María. Dedicó su vida a la oración, el sacrificio y la ayuda a los enfermos y a los más necesitados.
No fue religiosa, era consagrada y desde esta condición realizó el proyecto de vida de Jesús. Vistió el hábito blanco con negro de la Tercera Orden de Santo Domingo y demostró al mundo que el Laico es un “Cristiano con Vocación de Santidad, sólido de fe, seguro en la doctrina, firme y activo en la Iglesia”.
Murió a los treinta y un años de edad el 24 de agosto de 1617. Fue la primera Santa de América luego de producirse la primera Evangelización del continente americano. Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo). Santa Rosa de Lima es reconocida como patrona del Perú, de América y de las Filipinas.
Su fiesta se celebra el 30 de agosto con la celebración de la Santa Misa, procesión y la instalación del Pozo de Santa Rosa, donde los feligreses acuden para dejar cartas con sus peticiones.
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Carmen Castro-Conroy